¿Te has preguntado alguna vez cuál fue la historia que precedió y se desarrolló alrededor de tu nacimiento?, ¿Cuáles fueron las vivencias de tu madre y tu padre a lo largo de su embarazo? Todo desarrollo personal nos lleva a comprender primero nuestra historia.
Nuestras primeras experiencias sensoriales, afectivas y relacionales sentarán la base de cómo de adultos sentimos y miramos el mundo que nos rodea. Nacemos con un cerebro inacabado. El neocórtex necesita de la etapa de la infancia para desarrollarse y sentar sus bases. La afectividad favorece la liberación de neurotransmisores que estimulan las conexiones neuronales de nuestro cerebro y permiten la integración de sus estructuras.
La relación de apego que establecemos con nuestras figuras parentales es determinante en el desarrollo de nuestra personalidad. Esta relación afectiva ejercerá los primeros pilares de nuestra autoestima y fijará nuestra sensación de seguridad o inseguridad en el mundo y en lo relacional. También será responsable del rumbo de nuestras relaciones adultas futuras.
A lo largo de nuestra infancia buscamos el cariño, la aprobación y la calma en nuestros padres, nuestros super héroes. En ocasiones será sencillo encontrarlo y, en otras, deberemos desarrollar todo tipo de mecanismos para encontrar sus miradas, su tranquilidad y su reconocimiento hasta el punto de crear una estructura de carácter que permita al niñ@ adaptarse a ese entorno.
Educar y acompañar emocionalmente a los hijos es una de las labores más difíciles y complejas que existen. El conflicto entre las necesidades de los padres y la de los niños es constante. Además, en muchas ocasiones los padres no podrán ofrecer lo que no tienen incorporado ni aprendido, si bien, los hijos lo demandarán de una manera u otra, mostrándoles y enfrentándoles a sus propios conflictos, frustraciones y déficits.
Nuestras experiencias y vivencias marcarán nuestra estructura corporal, mental y emocional. No somos por azar, lo que somos hoy es en base a las millones de vivencias que hemos acumulado, algunas extraordinarias y otras que, si posiblemente nos dieran a elegir, preferiríamos borrar de nuestra memoria. Si bien, cada experiencia se puede convertir en un nuevo aprendizaje.
Lo no experimentado, lo no conocido, no pertenece a nuestro álbum de registros. Cuando salimos del ambiente aprendido, nos damos cuenta de que el mundo nos demanda nuevos formatos, patrones, estilos relacionales que no hemos vivenciado nunca. En ocasiones nos sentiremos perdidos, sin recursos, inseguros o confusos, e intentaremos utilizar lo antiguo. Serán nuestras primeras experiencias de fracaso y frustración.
La vida es un proceso constante de aprendizaje del que podemos enriquecernos todos los días. Cada día de vida es una oportunidad de crecer, de ponernos a prueba, de observarnos, de dejarnos caer, de proponernos retos, desafíos, o simplemente dejarnos llevar por lo que pueda ofrecernos por sí sola la vida.
Mindslines desea acompañarte en la extraordinaria aventura del autoconocimiento. Nosotros lo hicimos y no nos arrepentimos.
Conecta, experimenta, transforma.
Noelia Valladolid Baringo (Coco).
Psicóloga. Mindslines.